Luz por oscuridad

“Todo hombre tiene sus penas secretas que el mundo no conoce. Por eso a veces acusamos de frialdad a un hombre que en realidad sólo es un hombre triste.”

—Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882)

Sacrificio. No eres como el común de la gente. Eres un idealista, crees fielmente en tu causa y en que no es necesario comprometer tu integridad para alcanzar tu objetivo. Escogiste vivir una vida de dolor, soledad y oscuridad, rodeado de lo peor del mundo, luchando contra él, haciendo todo cuanto esté en tus manos para darle un poco de luz, paz y esperanza a los que quedan.

El sufrimiento te ha acompañado desde que tienes memoria, te ha sido arrebatado todo cuanto amabas. En un inicio creías ser la causa del mal que acechaba a tus seres queridos, creías estar maldito, pues todo aquel que se acercaba a ti perecía. Sin embargo, ahora comprendes que las decisiones tomadas por aquellos que lastimaron a tu familia no es tu responsabilidad, eso recae en sus hombros y en su conciencia, tú eres sólo un ser humano al que le han pasado cosas horribles. El dolor forjó tu alma y corazón, te definió, te dio un propósito, una razón para vivir, pero también destruyó todo rastro de luz presente en tu vida. Al verte al espejo no ves nada, salvo a un hombre en absoluta soledad, que no tiene deseos egoístas, que anhela dar todo de sí para marcar la diferencia, un hombre cuya esperanza de amor y felicidad ha desaparecido de la faz de la Tierra.

Estás tú y está él, el que sonríe al mundo, el que vive la vida loca, el que se preocupa por el que dirán, por tener buenas relaciones sociales. No obstante, él es sólo una fachada, es tu mejor disfraz, tu obra maestra, es la máscara tras la cual ocultas tu verdadero ser, tus verdaderos sentimientos. Él es todo lo que tú no eres, y aunque te causa gracia el tener que recurrir a él, no sonríes ante ello, fingir sonreír y aparentar ser algo que no eres te ha agotado.

También está él, aquel que siempre observa tus movimientos desde la esquina, esperando que lo necesites para correr a socorrerte. Es lo más cercano que tienes a un padre, la única familia que te queda. A pesar de los males y las adversidades, nunca ha dejado de creer en ti, jamás te ha abandonado, ha permanecido a tu lado día a día y noche a noche. Te ama, eres la luz de sus ojos, la razón de su existencia, está orgulloso de ti, porque eres un buen hombre, honorable y correcto. Sin embargo, lo consume el verte como ahora: sólo, triste, sin esperanzas de una vida mejor; lo atormenta el hecho de no haber sido capaz de protegerte del mal, de ti mismo; lamenta profundamente el que ahora te encuentres sumido en la oscuridad y suplicio. No ha perdido la fe en ti. Aún piensa que, a pesar de los años y el dolor que has tenido que soportar, mereces ser feliz, mereces que te amen, que te quieran, mereces sentir dicha, mereces sonreír de verdad.

Ya lo habías notado, sabes que sólo basta desear salir de la oscuridad que te rodea, la cuestión radica en que ya no deseas volver a sentirte feliz.

8 thoughts on “Luz por oscuridad”

  1. No sé por qué, pero me alegro de haber invertido estos minutos en leerte. ¡¡Un abrazo!! 🙂

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